
Patricia Severín
Te quedan lindas las trenzas
Te quedan lindas las trenzas incursiona en el género de las memorias de infancia. Lina, la protagonista, es el narrador testigo que registra lo que va pasando en los universos diferentes –y contrapuestos– de su familia paterna y materna. Premios y castigos, mandatos, prejuicios, prohibiciones y peligros, se van sucediendo en esta historia, ambientada en los años 60’, en la que encontramos hermanos terribles, el mal genio de una madre, la distancia del padre y, sobre todo, secretos familiares que pugnan por salir a la luz. Las dos abuelas, Luisa y Elbia, marcarán a fuego la infancia de Lina desde distintas y opuestas visiones de la vida, que harán mella en su carácter y en su vínculo con los demás. ¿Puede una persona llevar en sí dos mundos? Las trenzas son el leitmotiv de la historia: la niña insiste en peinarse de esa forma y las abuelas quieren cortarselas, pero en su deseo de conservarlas se va perfilando una voluntad férrea que se opondrá no solo a los deseos de los demás sino al mundo entero. Esa raya al medio que separa su cabellera en dos habla de esa confrontación, y del poder que busca ejercer sobre su cuerpo y sobre su destino.